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Anoche, la policía enfrentó a manifestantes airados en los alrededores de la capital a pesar del toque de queda que entró en vigor a las 20:00 hasta las 05:00 de hoy (21:00-06:00 GMT).
Fuentes públicas dijeron que por lo menos una persona murió en los choques nocturnos, en los cuales los gendarmes emplearon gases lacrimógenos y armas largas frente y a botellas incendiarias de los manifestantes.
Esos encontronazos siguieron a una jornada durante la cual las protestas contra la carestía de la vida, la falta de empleos y la corrupción oficial se extendieron del interior a suburbios de clase obrera en la periferia capitalina.
Medios en el terreno aseguraron que establecimientos, autos y casas sufrieron daños, lo que da una idea de la virulencia de los combates entre policías y participantes en las marchas, las cuales han adquirido un mayor volumen desde su tímido inicio en diciembre pasado.
La persistencia de las manifestaciones indica la magnitud del descontento ya que la víspera, el presidente Zine El Abidine Ben Alí sacrificó a su ministro del Interior y, a través de un portavoz, anunció investigaciones sobre los casos de corrupción administrativa.
Al mediodía se supo aquí que el tráfico de personas en el centro capitalino tunecino era escaso y la presencia de los militares, nula, aunque sí son perceptibles gendarmes armados en zonas concurridas.
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